Por eso, odia el programa de Fantino sobre fúbol.
Es fan del vendehumo del Ruso Verea.
Corta boleta porque dice que “no hay que darle todo el poder a uno solo”.
Es menottista, banca mucho a Cappa y cuelga en Facebook las entrevistas a Pep Guardiola.
Es de los que dicen que “lo importante es jugar bien y el resultado llega solo”.
Cuando juega al fútbol 5 nunca lleva el resultado.
Mira sólo cine extranjero y si es independiente, mejor.
Fue al Bafici antes de que sea comercial.
Si fue a la cancha, siempre fue a platea.
Su libro favorito es “La democracia en América” de Tocqueville.
No le gusta que Víctor Hugo se haya politizado porque le quitó tiempo para hablar de fútbol.
Es el que desenchufa el televisor cuando hay alerta por tormenta eléctrica.
No baja películas ni discos de internet porque lo conmueve el mal momento de la industria discográfica.
Es el que separa “al Maradona futbolista” del “Maradona como persona”.
Puede llegar a pertenecer a esa especie que mira fútbol pero no es hincha de ningún club, “sólo de la Selección”. Aunque afuera es fanático incondicional del Barcelona de Guardiola.
Capaz no está de acuerdo con todo lo que dice, pero siempre reivindica la honestidad de Elisa Carrió.
Si es católico, todavía va a misa.
Bancaba a Ricardito, hasta que cerró con De Narváez.
Le gusta Lanús porque “es un club ordenado que tiene un proyecto”.
Le encanta cuando los gordos fachos de Los Pumas cantan el himno y se emocionan.
Es el que no entiende por qué es posible calentarse y hasta cagarse a trompadas en un picado y dice “pero si vinimos a pasar el rato”.
Cree que el fútbol es solamente un juego.
Le encantan las escenas en que el visitante da la vuelta y el público local aplaude.
Piensa que en Europa los deportistas son más leales que acá.
Llora cuando ve llorar a Cachito Vigil por la tele.
Participó de una ong contra la violencia en el fútbol.
Cree que la solución del país es ponerse de acuerdo en dos o tres temas.
de la revista "Ni a Palos"
